jueves, 26 de abril de 2007


Historia de una experiencia en Red en el Servicio de Salud Metropolitano Norte

Dra. Estrella Gutiérrez V.
Encargada Programa Alcohol y Drogas. SSMN.

En el ámbito de la Salud Mental, una de las prioridades que Chile debe abordar son los problemas derivados del consumo de alcohol y drogas. Recordemos que uno de los Objetivos Sanitarios al 2010 es reducir en un 10 % la prevalencia de Beber y quebrar la tendencia en aumento del consumo de drogas.

Para comprender el salto cualitativo que como país hemos dado en la comprensión de estos temas y de paso valorar la experiencia de nuestro Servicio, donde el trabajo en Red se ha constituido como una interesante y rica experiencia, que ha permitido optimizar los recursos humanos y materiales, y proyectar intervenciones de mayor impacto, es justo y necesario hacer algo de historia. Los procesos no surgen de la nada.

En la década de los 50 la OMS (Organización Mundial de la Salud), reconoce por primera vez el Alcoholismo como una enfermedad. A fines de la década de los 60, Chile contaba ya con un modelo de trabajo intracomunitario con delegación de funciones y niveles de resolutividad para distintas patología mentales; este modelo fue creado por el Psiquiatra Profesor Juan Marconi, que tras el golpe militar se vio interrumpido.

Es en la década de los 80 que comienzan a reagruparse diversas instituciones dedicadas a la Salud Mental, insertas en lo comunitario, en que las problemáticas de droga y alcohol se instala como una de las prioridades de Salud Mental. Por aquella época en el S.S.M.N. se focalizaba la intervención en el paciente alcohólico, y éste era principalmente referido al Hospital Psiquiátrico.

A comienzos de la década de los 90, el MINSAL empezó a convocar a grupos de expertos para diseñar nuevas estrategias de intervención. En el año 1994 en Unidad de Salud Mental se pone en marcha el Programa de Drogas, que logró captar el interés y la motivación de los equipos del Área Norte, y que con supervisión y apoyo constante del equipo de drogas de la Unidad de Salud Mental, resultó fundamental para la consolidación de la Red.

Al comienzo del nuevo milenio, el Programa de Alcohol y Drogas, contaba con una interesante y muy rica experiencia de trabajo en Red y como en toda experiencia colectiva hubo que vencer muchas dificultades. Esta Red tuvo la virtud de discutir, analizar y por fin llegar a una concepción consensuada de estos problemas y de su forma de abordaje. Lo más novedoso y destacable fue la idea de incluir en la atención de los usuarios, a los demás componentes del grupo familiar.

Es así como esta Red específica, hizo su propio aporte al cambio de modelo de la salud familiar. Se atrevió a apostar por un cambio de enfoque, incorporando activamente a toda la familia en las intervenciones con la consiguiente mayor eficacia en sus acciones y la mayor satisfacción de los usuarios, además de definir criterios y niveles de complejidad que hoy en día dan sustento al funcionamiento de este programa.

La puerta de entrada del programa, la constituye la A.P.S. que atiende los pacientes de baja complejidad. A los COSAM (existe uno en cada comuna del sector norte), son derivados aquellos casos que requieren una intervención ambulatoria de mayor complejidad. Estos centros continúan con los casos hasta su alta y/o derivan al Instituto Psiquiátrico cuando es necesario. Al Alta, estos pacientes deben ser derivados a los Cosams y/o a las Comunidades Terapéuticas, que son dispositivos para casos que requieren mayor contención.

En la actualidad, se mantienen reuniones mensuales periódicas que se prolongan en el tiempo por más de una década. Desde hace 5 años éstas se realizan en forma itinerante en distintos dispositivos de la Red. Cada equipo va presentando su programa y en estas reuniones se discute un caso clínico presentado por otro equipo.

En el momento actual esta Red se encuentra aprestándose para el gran desafío de dar respuesta al nuevo GES de alcohol y drogas orientado a la población adolescente.

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